Windervyse[Afiliación Élite]

Mucho podríamos entretenernos hablando de otros tiempos de menor relevancia en las generaciones de nuestro hogar. Podríamos hablar de las rebeliones térreas en tiempos de Tótem; los poderosos ejércitos del Conde de Tierras Áureas, el cuál entró en ira cuando su padre, el Rey Anasterian, escogió a su hermano para ocupar el puesto como guía de los demonios; las visiones del Profeta Ezreal, poderoso chamán capaz de ver el difuminado futuro... Pero, ¿cuán importancia tienen éstas eras si deberíamos compararla con la presente? No tienen nada que envidiar, cierto, mas el presente es más prominente de lo que fueron esas viejas historias.

Ésta era, la cual no ha terminado a día de hoy, podríamos llamarla la "Promesa de Pactos" o "Los Acuerdos de Plánide". Mis señores, seré sincero: un tiempo que todavía no ha terminado no es capaz de ser nombrado. Después de todo, ¿cuántas épicas y asombrosas historias nos aguarda el día de mañana?

El nivel de los consejos hecarinos ha tenido una gran importancia en el desarrollo de relaciones de comercio, política y batalla estables con toda Windervyse. Los humanos, a lo largo de las próximas generaciones a la Primera Masacre, han sabido cómo mantener en alto la gloria de su pueblo. Su intervención en todas las batallas como mediadores generales entre las demás razas ha servido para colocar a Hécarin como la capital de refugio para todas las demás razas. Los humanos dan la palma de su mano como ayuda a todo aquel que quiera aceptarla. Los ángeles, aliados de los humanos por criterio divino de Vyse, mantuvieron grandes alianzas políticas con todas las demás razas al igual que sus hermanos mundanos.

A lo largo de los últimos siglos los demonios y chamanes han sabido perdonar y ser perdonados por los conflictos que mantuvieron en la Primera Masacre y tras la destrucción de la bella ciudad de Arcania. Así mismo, licántropos y térreos unieron fuerzas con los hijos de la tierra en pos de un mínimo sentido de alianza a favor de luchar en contra de fuerzas más poderosas y oscuras que nos acosan.

En todas las ciudad y rincones han aparecido cultores de una religión hasta hace poco confidencial. Mujeres, niños y hombres de todas las razas y estatus han jurado fidelidad a los Dioses Antiguos, prometiéndoles fidelidad en ésta vida y servidumbre mucho más allá de la muerte. El número de oscuros seguidores de éstas doctrinas macabras aumenta con el tiempo. ¿Su deseo? Liberar las cadenas que encierran a sus grandes señores.

La destrucción de éste mundo que los visionarios predijeron tal vez esté mucho más cerca de lo que podemos imaginar, señores míos. El cielo se tornará negro, la tierra se marchitará y el futuro no será más que una fina línea sin sentido entre la vida y muerte.

Y hoy, solo hoy yo me pregunto: ¿qué es lo que nos aguarda mañana? Mis ancianos ojos no verán lo que mis nietos sí. Cada día rezo y rezaré a Vyse porque ésta locura termine, y nuestros ejércitos se hallen victoriosos sobre esos estúpidos hombres que creen hallar gloria y fama con la destrucción de nuestro propio mundo.

Con la destrucción de Windervyse.