Otra mañana más [LIBRE]

Aquella mañana no había sido exactamente lo que Enric había planeado, todo lo que había hecho había tenido algún que otro bache que saltar. Pero eso exactamente, no era lo que el joven pudiera considerar una gran dificultad. No había tenido un lugar en el que poder dormir desde que había salido de Ehren, pero por ahora no se sentía muy cansado. Pero no era eso lo que pasaba por la cabeza del joven mientras se adentraba con su caballo en el mercado; sino en como iba a hacer para conseguir comida.
Se había escapado de su casa sin pensar ni siquiera como iba a hacer para conseguir comida, un techo sobre el que cobijarse, dinero... No había pensado en nada de eso. Pero él siempre había sido un chico con recursos, y eso era por ahora lo que necesitaba. Había estado investigando por la ciudad poco antes de que amaneciera, buscando algún trabajo que pudiera serle útil, al menos solo para los días que pensaba quedarse en aquel lugar a descansar para luego seguir su camino. Y lo había conseguido, más rápido de lo que había esperado, pero lo había hecho.
Iba pensando en todo eso, en todo lo que le había ocurrido desde que había salido de lo que en un día había creído era su hogar. Cuando se acerco demasiado a una fuente, hasta la que le había atraído el caballo para poder descansar. Mientras su caballo bebía, Enric no pudo evitar la sensación de estar siendo observado.

Enric había tomado la decisión de no fijarse en las personas que había a su alrededor desde que había salido de Ehren, siempre había evitado bien los problemas y sabía que algunas personas no se sentían cómodas ante su mirada. Se había acostumbrado a sentir los ojos de los demás sobre él, después de que su verdadera identidad fuera descubierta ante todo el mundo. Pero él jamás se había sentido cómodo observando a los demás, le hacía sentirse mal el ver a los demás pobre intentado luchar contra la riqueza que le robaban. Pero siempre tenía que recordarse a si mismo, en aquellas situaciones, que aun no era caballero y que por más que quisiera una sola pelea podía costar le la vida; ya que no había recibido un gran entrenamiento y no poseía ni una espada con la que luchar.
A penas se había percatado de la joven que había comenzado a jugar con su caballo hasta que había levantado la cabeza del agua ondeante de la fuente, con la intención de volver a montar. Sabía que aun le quedaba un duro viaje hasta Lizeorion, por eso tenía que ponerse en marcha cuanto antes. -¿Os gusta el caballo?- No había pretendido con sus palabras asustar o intimidar a la joven desconocida. Simplemente ser amable, tal y como le habían enseñado sus no biológicos padres.

En ningún momento había pretendido que la joven se asustara ante su voz o su presencia. Nunca había disfrutado haciendo que los demás se sintieran inferiores a él. Y tampoco le había gustado que los demás se comportaran de esa forma con los más débiles. Pero Enric no tenía tiempo de pararse a pensar en su pasado, no quería hacerlo. Ahora tenía un nuevo mundo y un futuro, totalmente en sus manos, e iba a disfrutar de él. -Si, es hermoso. Una lastima que no sea de pura raza.- Sus ultimas palabras casi había sido un susurro que se había escapado de sus labios. En ningún momento se había quejado a sus pobres padres sobre el caballo, pero era cierto que le hubiera justado que fuera de pura raza. Aunque ante sus caprichos, comprendía que no tenía el suficiente dinero como para poder comprar uno mejor. Y con eso era suficiente para que estuviera agradecido al menos por tener algo en lo que montar.
-No tienes nada que disculpar. Puedes acariciarlo todo lo que quieras, le gusta mucho que lo hagan.- Tenía que admitir que le había cogido aprecio al caballo, y no sería capaz de desprenderse de él. Se había tomado su tiempo mientras charla brevemente con la desconocida, en tomar las pocas cosas que había cargado en su montura y dejarlas momentáneamente junto a los bordes de la fuente, para poder lavar mejor el pelaje del caballo.