Pacto de Silencio [Merceron]

Aquella mañana era una muy fría, al salir hacia los establos por el caballo había sentido el viento frío lastimarle la piel del rostro, y el montar a Gaedo se le había hecho muy complicado. Una vez preparado arriba de su caballo se abrió camino por las puertas del castillo escoltado por un par de sus caballeros mas respetados, podría decir que eran sus mejores mejores amigos. Galoparon a toda velocidad entre los valles que compartían en los límites con Ehren. Por suerte el punto acordado no se encontraba muy alejado, era un punto en común, a las orillas del Río Estigio, allí lo esperaría un mensajero de Merceron, rey de las tierras de Ehren. Aquel aviso de un supuesto encuentro para acordar unos negocios lo habían dejado preocupado durante los últimos 3 días. Y aquel día era el acordado. Llegó al final del valle, donde una pequeña reserva forestal dividía los valles del río, allí se detuvo y le ordenó a sus caballeros que lo esperaran, que él continuaría solo, junto con los riesgos que esto implicaba para un rey. Llegó a paso suave hasta las orillas de río, aún no alcanzaba a divisar a nadie. Se bajó de su caballo, se ocultó bajo las sombras de un árbol con la capucha sobre su cabeza y esperó algún signo de vida.

Estaba despierto desde muy temprano, pese al frío que azotaba sin piedad fuera del palacio. Su fiel servidor y amigo de toda la vida, Urus, había preparado su desayuno tal como lo había solicitado: ligero y no muy abundante; Creía que al cabalgar al punto que había decidido era preferible la ligereza.
Desayunando lenta y pausadamente, su mirada demostraba que estaba absorto en sus pensamientos. Ante todo debía presentarse a esa reunión secreta, el la había planeado y sería descortés no asistír pese a los riesgos: el rey Nosh también corría peligro arriesgandose a aquella junta oscura.
Al montar en su caballo blanco, Lumos, y salir de los establos, pudo notar que las estrellas aún titilaban como velas eternas sobre su cabeza. El sol no se había presentado teñido de sangre en el horizonte.
Salió a cabalgar cruzando Ehren por las zonas más despobladas: quería evitar las sospechas de su reino. Igualmente, y por las dudas, salió sólo vestido por un sobre todo y capucha negra que ocultaban su identidad. Su única coraza era su sagacidad e inteligencia: a ninguno de los dos les convenía un conflicto entre sus pueblos; Igualmente, todos los días estaba listo para morir.
Al llegar al punto acordado, el famoso Río Estígio, lugar donde se embarcan a los muertos en una corriente directa hacia las auroras del cercano polo sur, intentó notar la vida a su alrededor, en parte con los ojos, en parte con la percepción: habían cosas mas temibles en esas aguas que un rey desprevenido.
Al forzar la vista en un punto que llamó su atención pudo notar una silueta oscura y encapuchada: sin duda se trataba de Nosh, reconocería su fortaleza en la cueva más oscura.
Se acercó cordial y dijo, sacandose la capucha: " Viniste sólo, como acordamos. Gracias por tomar tantos riesgos ".
Así, espectante, esperó la respuesta.

Los sonidos se potenciaban en aquel momento, el canto de las aves y los ruidos de la hierba por la que andaba alguna criatura llegaban a sus oídos como si se encontrara entre ellos, aquel ambiente lo envolvía y era inevitable mantenerse alerta ante cualquier peligro, aunque lo disimulaba bien, se mantenía indiferente, con la mirada perdida, pero todos sus sentidos aún trabajaban velozmente. Simplemente caminaba de un lado a otro jugando con sus guantes que le protegían los dedos de aquellas temperaturas hirientes. El tapado de pelo de Pertro que lo mantenía abrigado y a la vez ligero. Cada tanto observaba a Gaedo arrancar un poco de pasto y masticarlo, dando suaves golpes contra el suelo. En un momento vio unos pájaros echar vuelo y cerca alcanzó a divisar una figura, era un hombre que venía a caballo bordeando el río. Separo la espalda del tronco del árbol y lo siguió con la mirada, parecía ser la persona que esperaba hacia ya casi un cuarto de hora, caminó un poco hacia él para acortar camino y al retirarse la capucha se sorprendió al encontrarse de frente a el mismísimo Merceron, se esperaba uno de los hombre de él. Aunque por lo que lo conocía no se podía haber explicado el no haberlo supuesto. Su rostro no expresó sorpresa al encontrárselo a él, se quedó allí esperando a que bajara de su caballo y le estrechó la mano.-Ni lo menciones...tienes suerte de que sea yo entonces-. Le dice dirigiéndole una amistosa sonrisa pero que rápidamente se esfumó. Caminó junto a él alejándose del cielo abierto y volviendo hasta donde se encontraba hacía un rato, bajo las sombras de los árboles, estaba mas frío allí pero lograrían estar mas ocultos.-Y dime...que os trae por aquí-.Busca su mirada.-Cuales son aquellos negocios que deseabais hablar?-.Preguntó, aquellas preguntas lo habían mantenido despierto los últimos días y estaba interesado en saberlo.

Tras su saludo inicial su mano se vió velozmente estrechada, por lo que supuso que su invitado se encontraba un tanto nervioso pero sorprendido al ver al mismísimo rey de Ehren evadiendo al público con una capucha en su propio reino.
Nosh sonrió brevemente, en esa sonrisa vió un intento de de relajarse, pero parecía no estar dispuesto a bajar la guardia, y no era para menos: 2 reyes tapandose como ladrones en un río lejos de la mirada de curiosos y aún bajo la protección de la noche no era algo muy normal de ver, mucho menos de vivir. También su sonrisa remarcó más sus ojeras, parecía haber estado en vela, ¿Tal vez la propuesta lo mantuvo despierto? Nosh no tardó en confirmarlo.
Nosh: "Y dime, ¿Qué os trae por aquí? ¿Cuáles son aquellos negocios que deseabais hablar? ". Mientras Nosh preguntaba sintió como buscaba sus ojos en la vieja noche; Respondió a su búsqueda con una mirada conciliadora y relajante.
" Son asuntos relacionados a un enemigo en común y muy poderoso...- Concluyó que lo mejor sería ir al grano, debido a la impaciencia de su invitado- Más especificamente: Nemereth... Tengo una estrategia que me ha costado varias noches de sueño, pero lo único que necesito es tu aval, debido a que sin tu cooperación este plan no podrá ser realizado; Te informo que tu reino también corre riesgos si firmamos este acuerdo...".
Esperó su respuesta, entre ansioso y espectativo.
Los primeros rayos de sol asomaban tímidamente entre las ramas de los árboles selváticos en el horizonte. Sin duda, esa era una muy, muy hermosa tierra.

La imponente figura del rey bajó de su caballo y lo siguió hasta la fila de arboleda, allí sus sentidos se calmaron volviendo a la normalidad. Estaba muy interesado en la propuesta que le tenía, seguramente sería sobre algún plan de batalla, era una de las pocas cosas de las que hablaban. Los primeros rayos de sol comenzaban a asomarse haciendo que el agua adoptara un hermoso brillo, un brillo que no hacía mas que embellecer aquellas tierras. En el este se encontraba los mejores paisajes de todo Nemedur.
La actitud de Merceron lo tranquilizó, bajó la guarda hasta tal punto de sentirse frente a un amigo, lo miró con una sonrisa y vio en sus ojos tranquilidad y se sintió mejor luego de aquellos últimos días, tal vez el miedo de perder la paz con aquel reino era lo que mas le había preocupado pero todo parecía indicar que no era nada de eso. Lo escuchó con atención, cada palabra, luego se quedó unos largos minutos, evaluando aquella propuesta. Él no creía que la mejor solución fuera una guerra en aquellos momentos de tal incertidumbre entre reinos, no sabían siquiera si Nemereth tendría aliados, no sabían siquiera su estilo de guerra, las armas que utilizaban, jamas se habían enfrentados a ellos, aún así debían recuperar parte de aquellas tierras. Su padre le había hablado de los misterios que ocultaba la gente de Nemereth pero ni siquiera él los conocía.
Permaneció allí caminando de un lado a otro debatiendo su postura frente a aquella propuesta, luego se detuvo y elevó la mirada hacia el hombre.-Estas seguro de lo que quieres hacer?...no se, me paree algo...descabellado-. Aún tenía las dudas en su cabeza y esperaba que él lograra disiparlas, que le explicara más, que lo convenciera de aquello

En su interior pareció sufrir un Deja Vú; Precisamente, en uno de los peores momentos de su vida, Nosh estuvo presente, también dubitativo sobre sus desiciones a tomar.
De igual manera, meditó acerca de lo que Nosh dijo y lo que, dedujo, pensó. La paz parecía asomarse de algún modo sobre Nemedur; Los líderes realizaban continuas reuniones para decidir acerca del futuro de sus pueblos, acerca de qué era lo mejor.
Sin embargo, tenía un muy mal presentimiento sobre todo aquello. Para empezar, Nemereth nunca solicitó una audición con ninguno de los reyes, no que el supiera. No conocía mucho de este joven y oscuro pueblo, pero cuando miraba al horizonte veía a Nemereth con los mismos ojos con que mira las malas hierbas en su jardín: no sabe como llegaron allí, y si bien también son plantas. son indeseadas, y no tienen escrúpulos en acabar con las otras que, con tanto esmero, cuida... A veces duda, pero no debe confundir lo que quiere hacer, lo que puede hacer, y lo que debe hacer.
Su deber en la actualidad: terminar, de una forma u otra, el conflicto con Nemereth; Y lamentablemente, a diferencia de Atma, no parecen dispuestos a hacerlo por vías pacíficas.
Teme por la ira que caería sobre los habitantes de Nemereth, pero teme aún más por su pueblo.
No, decididamente, no podía quedarse de brazos cruzados.
"No es necesario que lo hagamos ahora, pero si te pido que esta propuesta muera aquí, entre nosotros... En caso de que no tengamos opción, espero que no retroceda ninguno de los dos; Lo llamaremos con códigos: plan mimético..."
Acercandose más a su receptor, explicó en detalle el plan... Luego aguardó su respuesta, aunque imaginaba que diría.

Su cabeza parecía ir a toda velocidad, un montón de incógnitas pasaban a cada segundo y no lograba atar cabos sueltos para lo que le planteaba aquel hombre. Cada tanto levantaba la mirada para darle un respuesta pero luego la cerraba al ver que aparecía una nueva duda que lo dejaba titubeante. Realmente quería recuperar las tierras del este, aquellas ocultas entre tinieblas, aquella que poseía los terrenos mas secos y negros de toda Nemedur, debían recuperar aquella tierra marchita, su padre la había dejado entrever de aquel mal augurio que traía la gente de Nemereth. Y como muchos creíamos ellos no tomarían cartas en el asunto por las buenas; pero a la vez estaba aquel impulso por generar una guerra quizás innecesaria. Sabía que contaba con un poderoso ejército que era el de Ehren, gracias a los dioses contaba con aquel aliado. Juntos, según su criterio, dos de los ejércitos mas poderosos de Nemedur, pero aún así desconocían la fuerza del ejército nemeriano.

Ahora se daba cuenta que aquellas noches de insomnio tenían su razón, aquella era una complicada sensación, y no se sentía lo suficiente tranquilo como para pensarlo bien, lo había tomado desprevenido. Pero tampoco podía pedirle unos días para pensarlo, Merceron se había tomado la molestia de presentarse personalmente a él y si lo hacía era porque esperaba que se decidiera allí mismo.

Caminó hasta él con las manos detrás de su espalda y buscó sus ojos.-Bueno...creo que no hay otra..opción-.Dice finalmente. Extiende su brazo hacie él.-Teneis mi apoyo y de mi pueblo-. Le dirigió una vaga sonrisa como muestra de aprecio por confiar en él para aquella causa y luego se relajó dejándose invadir por un aire de alivio y sin ninguna presión.-Que tal las cosas en Ehren?-.Preguntó cambiando de tema para que ambos lograran distenderse un poco.-....hace tiempo nos paso por allí-.

En su tormenta mental, agradeció a Nosh la oportunidad de cambiar de tema.
Recordó lo que su maestro le enseñó alguna vez, que todos hacen cosas por rutina e instinto, esas tareas rutinarias, que son menos importantes y que conllevan menos energía, cosas que no necesariamente carecen de importancia, pero sí de necesidad de alterar un orden y concentrarse; En cambio, por otro lado, en ese momento su energía se estaba acabando por usar tanto su cabeza, por intentar buscar respuestas junto a su aliado secreto frente a la adversidad.
"Las cosas por Ehren están bien, agradezco que sea un pueblo tan ordenado... A veces, lamentablemente, la rutina y el orden lo vuelven a uno muy soso... Pero en la perseverancia está el éxito... ¡Eso lo debes saber bien!" Añadió al final con humor, dando un repiro a su ajetreada cabeza.
Nosh era un hombre tosco en su exterior, pero podía ver en su interior a un hombre apasionado y preocupado siempre por aquello que ama, al punto de pactar una reunión secreta por el bien de su amado pueblo.
La estrategia contra Nemereth podía esperar, no le gustaba relegar cosas importantes al azar del tiempo, pero a veces aguardar era la mejor táctica para pescar los mejores botines.

El sol ya relucía en su explendor, era una mañana muy soleada y agradeció que asi fuera luego de tantos días de lluvia, que si bien favorecía a las tierras en exceso podría innundarlas. La idea de quedarse resguardecido bajo los árboles para permanecer a escondidas no le agradó demasiado, creía que era un insulto al hermoso día que hacía. De todas formas buscó un cómodo árbol y se hechó allí jugando con sus anillos y prestando atención a las palabras de Merceron.-Pues de todas formas me alegra que todo se encuentre en orden-. Le dijo a su compañero que parecía no poder relajarse tanto como él motivo de la cantidad de preocupaciones que rondaban en su cabeza, él en este momento luego de desvelarse tanto y al fin conocer las circunstancias parecia haber vuelto a su calma usual.

Bajó la mirada y estudió el último comentario de Merceron, luego rió y asintió.-Puede que lo entienda bastante bien...-. Torció un poco su cuello y agregó.-Aunque a veces la perseverancia se convierta en una especie de codicia, de locura-. Luego levanta la cabeza y lo mira a los ojos.-No debemos excedernos-. Susurró y cambió su expresión por una cálida sonrisa. Se puso rápidamente de pie y se acercó a el cambiando absolutamente de tema.-Creo que deberías conseguirte un mujer querido amigo-.Le confesó con una expresión graciosa en su rostro y mas cercana a la actitud de dos amigos.-Me preocupa tu salud mental-. Bromeó divertido.

Escuchó cómo su compañero cambió totalmente de tema a un tema que le aterraba: "Creo que deberías conseguirte una mujer amigo mío, me preocupa tu salud mental..."· Escuchó claramente hasta la palabra "Mujer", lo demás pareció tardar en llegarle a los oídos, como si esa simple palabra pudiera detener el tiempo a su alrededor.
"Mujer" resonaba en su cabeza, "Mujer...", todo oscureció. A su alrededor no había nada, miraba sin mirar la oscuridad, escuchaba sin escuchar el silencio, sentía sin sentir el vacío, su compañero desapareció, pero no sus palabras "Una mujer...".
De repente, en frente suyo, apareció su pasado: su prometida hizo acto de presencia sin existir ya en este mundo. Etérea, Melayhe apareció con su oscuro cabello lacio ondeando al ritmo de un viento que no lograba sentir, con su piel pálida como la nieve de las islas de Ehren y sus ojos pardos fijos en él.
No gesticuló una palabra, pero con sus ojos dijo todo: "No me dejes..." interpretó en su mirada Merceron.
De golpe, tan rápido como se inició, esa especie de ilusión llegó a su fin. Pero esto le reforzó una desición que sostenía, firmemente, en el paso de su vida -No necesito...- pronunció lentamente y levantando la mirada fija y seria, casi iracunda -No necesito... Una mujer...- cuando se dió cuenta de su actitud, la cambió rápidamente con una sonrisa -¡Estoy muy bien solo amigo mío!-.
Miró nervioso a su alrededor, miraba el hermoso lugar y sintió brotar en su interior unas lágrimas que no alcanzaron a ser físicas "No te dejaré nunca... Si estuvieses aquí, este paisaje me parecería bello y eterno y no sólo respetable y efímero..." pensó agachando la cabeza para no mostrar su debilidad, sin darse cuenta que con esto demostraba su tristeza.
¿Cuántos a su alrededor habían sugerido esto?¿Otra mujer? Para él tal vez no habían mas mujeres, por más que todo su pueblo se viera nervioso al momento de hablar de herederos al trono. Siempre que pensaba en que cualidades buscaba en la persona que pudiese estar a su lado inconcientemente buscaba la similitud a Melayhe, esto lo deprimía aún más y lo hacía desistir tercamente.